Turismo

Parapente en Buenos Aires ¡Let’s Fly!

“Vuela alto, no para que el mundo te vea, sino para que tu veas al mundo”

Esta aventura empieza en la estación de trenes de Constitución, vía a la zona sur de la Provincia de Buenos Aires.

Arranca el tren y yo sin saber cuál sería mi destino final, la expectativa y emoción a mil, con cada estación que iba pasando preguntaba ¿Es aquí? ¿Nos bajamos? Y nada que me daban una pista.

¡Preparada para la experiencia!

Solo el día anterior me habían dicho: vete cómoda y abrigada, que el día va a estar frío. Yo acaté las indicaciones lo mejor que pude.

Cuarenta minutos después se escucha en los parlantes del tren: «usted ha llegado a la estación Longchamps» y listo, ¡a bajarse rápidamente!

Ese día hizo mucho frío, pero estaba lindo para volar.

Así que el asunto era en Longchamps. Todo era nuevo para mí ya que era primera vez que estaba tan lejos de Capital.

Estando en la estación de trenes pedimos un Uber, que nos llevaría a nuestro verdadero DESTINO.

Nos adentramos bastante (creo que hasta el conductor estaba bastante perdido jaja) cuando de repente se empiezan a ver a los lejos los paracaídas volando… ¿Qué, vamos hacia allá?

Yo no me atrevía a preguntar, porque si no era eso, sería arruinar la sorpresa. Nos deja el Uber y comenzamos a caminar por un campo verde muy muy grande, y cada vez más cerca de las personas volando… ¡SORPRESA! ¡Si era allí! ¡Y nos esperaba una tarde de aventuras y vuelo en parapente por primera vez! (Si, todo con signos de exclamación)

¡Adrenalina a 1000!

Este tipo de experiencias me encantan. No es que las haya vivido muchas veces (una vez hace años hice salto en bungee, y en otra oportunidad hice Rafting, pero nada más). Sin embargo, siempre en la Bucket List están actividades como parapente, paracaídas y todo lo que se le parezca. Incluso me gustaría nadar con tiburones.

Esperamos un par de horas mientras veíamos a los demás volar, hasta que llegó el momento, donde toca ponerse todos los equipos y escuchar la charla de seguridad.

Seguridad ante todo.
En sus marcas… listos… ¡YA!

La adrenalina a todo lo que da el cuerpo y la mente, cuando Facu (el chico con el que volé) me preguntó si estaba lista. Yo conteste entre risas nerviosas: ¡Nací lista! Obvio que por dentro moría del susto, pero ese susto sabroso, ese que casi casi es emoción… ¿Saben a qué me refiero? Comenzamos a correr arrastrados por una gran cuerda que estaba atada a una camioneta, y ¡A VOLAR!

Activar audio. Se vale reirse.

Sinceramente la experiencia arriba se me hizo muy corta. No sabía si estar pendiente de la GoPro que tenía en la mano para que el vídeo saliera bien o disfrutar de las vistas, o gritar, o hablar con Facu, o todo a la vez. Solo deseaba que el momento quedara grabado en mi mente con detalles para siempre. No todos los días vuelas parapente.

Let’s Fly Baby
Volar parapente antes de morir: CHECK.
Tuve la pierna así casi todo el vuelo, no pregunten por qué.
Mas alto que el Sol…

Una experiencia recomendada al 100%.

Todo estuvo en las manos de @parapentebuenosaires (les dejo su cuenta de Instagram para el que quiera saber precios, etc.) y no tengo quejas. Seguridad y atención impecables.

De regreso a tierra.
El aterrizaje (increíblemente suave)

Incluso de regreso a la estación de trenes no tuvimos que pedir nuevamente un Uber, ya que los chicos muy amablemente se ofrecieron a llevarnos.

Y es así como estuvimos de vuelta a casa, con una experiencia sumada de esas que no te quita nadie ¡de esas que vale la pena vivir! #SumandoPrimerasVeces

¡Por lo pronto nos vamos despidiendo hasta una próxima entrada!

Cuéntame, ¿Eres de los que te atreverías a este tipo de experiencias extremas? O más bien eres el amigo que toma la foto desde abajo…

Los leo en la sección de comentarios ¡Hasta la próxima!

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